lunes, 8 de noviembre de 2010

ELOY JÁUREGUI: PROFUNDO VELLO (o guitarra con cuerda rota)

Eloy Jáuregui, Tulio Mora y Maoli Mao
El escritor Eloy Jáuregui presentó, en la 13° Feria del Libro Ricardo Palma, su primer poemario, Profundo vello (o guitarra con cuerda rota). Fue en la Sala Consistorial de la Municipalidad de Miraflores el día 23 de octubre a las 6:00p.m.

Eloy Jáuregui es periodista, ensayista, profesor, narrador y poeta. Además formó parte del movimiento Hora Zero, que se inició en la década del 70, junto a otros poetas como Jorge Pimentel, Tulio Mora, Enrique Verástegui, etc. La ceremonia se realizó ante un público cálido, de amigos y admiradores del poeta, y los presentadores fueron los poetas Tulio Mora y Maoli Mao, y el editor Jorge Salcedo (Bisagra Editores)

Conozco a Eloy, es como una caja de pandora, las personas tienen diversos conceptos de él. Algunos lo califican como brillante, excelente expositor, cronista o maestro. Sin embargo, al leer sus poemas uno descubre a un Eloy diferente o, como dije en la presentación, descubre que son varios Eloys. Siempre auténtico, sin dejar de mostrarse tal como es, en su poesía se nos presenta como un escritor culto, distante de esa imagen que siempre transmite. Sin embargo en su poesía están presentes también el pueblo y las clases marginadas, aunque el autor emplee un léxico rico.

Tulio llegó un poco tarde a la presentación la verdad que ese día el tráfico estaba maldito, al punto que resultó imposible llegar a tiempo. Eloy y Tulio son amigos de toda la vida y pertenecen al movimiento Hora Zero. Tulio fue quien hizo el excelente prólogo del libro de Eloy, texto que leyó en la presentación.



Eloy Jáuregui: múltiples facetas, un solo gran corazón
(El siguiente texto es la transcripción de mis comentarios en la presentación)

A Eloy Jáuregui todos lo suelen llamar “maestro”, no sólo sus alumnos de la universidad sino también sus amigos y colegas poetas y periodistas. Por eso le dije hace un tiempo, en broma, que por lo menos una vez él dejaría de ser “el maestro” y que tendría que escucharme como un buen alumno, callado, sumiso, obediente y temeroso. (Él es el personaje invitado a la televisión, radio y ferias de libros, para dar conferencias y charlas, sobre diversos temas) No pensé que ese día llegaría tan pronto, y mucho menos que fuera precisamente hoy, en la presentación de su primer poemario ¡Qué gran honor!


Guardo en la memoria una imagen muy significativa de Eloy: el hombre que está en un restaurante japonés, al lado de una dama, ambos descalzos y sentados a la manera de los sumos. Él, en medio de ese ceremonioso ambiente y después de observar minuciosamente los platillos de la cena, dice, con esa gracia tan característica suya: “¡Caray, qué huevadas son estas!”. La dama espantada, y para nada acostumbrada a ese lenguaje, sale corriendo despavorida del lugar, sin siquiera ponerse los zapatos. Y Eloy tras ella, también descalzo.
Jorge Pimentel y Eloy Jáuregui
El mismo Eloy que escribe públicamente, contando que su mujer prefiere ir a la mina y quedarse ahí, antes que estar a su lado, y que por eso es peor que las mujeres de “Las cucardas”. El mismo Eloy que, en otra ocasión, encontrándose en un restaurante, al ver a una vecina que tiene 75 años y casi la misma cantidad de gatos (vive sola), la saluda, la hace pasar al restaurante y le dice que se siente en su mesa y que pida lo que desee, que él invita todo, mientras la besa tiernamente en la cabeza.


Eloy es ese personaje con harta calle y “recontra achorado”, el que conoce todas las expresiones del habla popular, o jeringa, y que las emplea siempre con más precisión y mayor propiedad que el lumpen más recorrido. Pero nada de ese lenguaje encontramos cuando leemos este libro, “Profundo vello (o guitarra con cuerda rota)”. Es que el Eloy mediático es solo una de la muchas facetas de la personalidad de Eloy: nos dice su poemario que hay un Eloy libresco y erudito (un ratón de biblioteca, con todo y anteojos), amante de las crónicas de la conquista del Perú; también un Eloy reflexivo y culto, casi un posero de velada cultural (de esos que usan anteojos oscuros hasta de noche), que recuerda intensos episodios de su vida entremezclándolos con escenas de películas, (dicho sea de paso su primera película de cine fue la Violetera con Sarita Montiel cuando tenia 4 años) fragmentos de novelas y solos de música jazz; y hasta un Eloy íntimo y enamoradizo, un Romeo cincuentón pero bastante empeñoso, atento a los más sutiles detalles del entorno.

Durante la presentación.
¿Qué es lo que tienen en común todos estos Eloys? El Eloy personaje público, sale en la televisión hablando con mucha picardía en un registro muy específico del lenguaje, el de las calles de surquillo, o sullorqui, como diría nuestro poeta y otras veces usando un lenguaje brillante. De igual manera, en cada una de las secciones de este libro Eloy incursiona, con la misma precisión, originalidad y brillantez, en otros registros del lenguaje: El español del siglo XVI, con esas palabras raras que hay que buscar en los diccionarios para entenderlas; el discurso barroco del siglo de oro, con sus versos endecasílabos, que Eloy usa “solapa nomás, para no hacer roche”; la literatura vitalista y vanguardista de inicios del siglo XX, etc.


El lenguaje de Eloy es múltiple, diverso y muy variado; y así también son sus poemas y su libro. Las divisiones de este libro contrasta entre sí, y las mismos nombres de las secciones juegan con esa idea de los “registros”, pues corresponden a los tipos de cortes de carne de res, según se les conoce en los mercados limeños: Pecho punta, Falca, …. Que las mujeres que vamos a los mercados conocemos.


Hay algo más que agregar: los registros del lenguaje aquí escogidos tiene algunos rasgos en común que determinan el carácter de esta poesía: la opción por los marginados, por los dejados de lado por el progreso, los olvidados de siempre. La jerga es el lenguaje de los pobres y de la gente lumpen, no de los ricos ni de los delincuentes de saco y corbata; y cuando se trata de cronistas, Eloy opta claramente por el andino y marginal Guamán Poma, y no por el prestigioso y erudito Garcilaso, hijo de un conquistador español. Y ya sabemos que esa nomenclatura de los cortes de carne solo la usan los vendedores del mercado y sus caseritas, las amas de casa.


Así volvemos a la escena que describí al inicio, al Eloy demostrando toda su ternura ante la anciana solitaria. Me hace recordar a ese Eloy dulce, tierno, que creció rodeado de mujeres, escuchando radio novelas, sentado en la peluquería de su madre oyendo los amores y desamores de estas mujeres. Sí, estos poemas nos muestran muchas facetas desconocidas del maestro Eloy Jáuregui: su pasión por el lenguaje en general, su trabajo en la constante búsqueda de la expresión más sonora y certera, su creatividad con los adjetivos y neologismos; pero, más que nada, estos poemas nos revelan su lado más humano y solidario, aquel que solo los amigos más cercanos conocen.


Eloy, el maestro que es invitado a las ferias para dar discursos del habla culta y la jeringa, hoy nos sorprende a todos. Eloy se nos muestra hoy casi como una gran caja de pandora; y lo mejor de esto es que resulta una encantadora sorpresa, un registro literario original y novedoso, una forma de hacer buena poesía que muchos otros poetas seguramente envidiarán.


Comentarios finales

Agradezco a todo el publico, amigos, periodistas, familia, que fue ese día a la presentación del poemario Profundo vello (o guitarra con cuerda rota). A pesar que los organizadores  no se percataron de la necesidad de usar un perífono (que no molestaría a los residentes miraflorinos, pues estaba en un parque rodeado de locales y negocios) ya que a muchas personas que venían a ver la presentación no les fue fácil encontrar el Salón. En la puerta de la Municipalidad ni siquiera había un letrero y la gente de seguridad no sabía dar ninguna razón de este evento. Aun así la presentación se hizo en un ambiente cálido con la presencia de aquellos que contra todas las dificultades estuvieron presentes.

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